20 de febrero de 2010

No hagas alarde de tus éxitos...

Dos gallos reñían por la preferencia de las gallinas y al fin, uno puso en fuga al otro.

Resignadamente, se retiró el vencido a un matorral, ocultándose allí. En cambio, el vencedor orgulloso se subió a una tapia alta dándose a cantar con gran estruendo; mas no tardó un águila en caerle y raptarlo.

Desde entonces, el gallo que había perdido la riña se quedó con todo el gallinero.

A quien hace alarde de sus propios éxitos, no tarda en aparecerle quien se los arrebate.

No hay comentarios:

Publicar un comentario